viernes, 30 de octubre de 2009

Redistribución S.O.S.-Decimo primera parte


En fin, volviendo a mi segundo día de trabajo. Cuando llegue al apartamento, después de degustar la comida que se serbia en el stand, y después de recorrer en 35 minutos el riguroso trecho a paso legionario que separa el parque de donde se ubica La Casa de Asturias y la cama que se me tenía asignada, me acosté porque ya eran las 3,30 de la madrugada y empezaba la contrarreloj para que mi cuerpo con ayuda de los alimentos que hubiese ingerido descansará las siete horas y media antes de volver a al tajo. Si no fuera porque llevo trabajando desde los 15 años diría que no estaba acostumbrado a trabajar, pero llevaba unos cuantos años trabajando, en trabajos muy duros, pero para nada como este. Aunque lo peor estaba por llegar.

Finalmente conseguí dormir en ese mugriento piso. No sin antes redistribuir junto a mis compañeros nuevamente el poco espacio del piso, ya que a los 8-9 que éramos se ajuntaron otros 6 que venían como extras. Un total de 14 personas en un piso de 60 metros cuadrados. Algunos durmiendo todo el mes en el suelo, en colchones improvisados que parecían esterillas. En el “salón” se improviso una habitación donde dormía Ángel Marcos y Metodick. Como nadie nos había dicho donde dormir cada uno nos fuimos haciendo sitio como pudimos. La verdad yo no fui el peor parado.

A la mañana siguiente cuando salía del piso antes de que despertara todo el mundo, pues tenía que hacer unas gestiones en el banco, me encontré a Marcos durmiendo en el pasillo, tapado con una manta piojosa que circulaba por el suelo del piso la noche anterior. La verdad, si esta imagen la llego a ver en el telediario, como cuando salen redadas policiales en pisos o locales de emigrantes explotados y amontonados, diría que es algo indigno y humillante, propio de una banda organizada.

Pero el problema de todo es que ya estaba en el ajo y no podía salir, sino ya me hubiese marchado el segundo día y sin cobrar. Ese día tenía que pagar mi piso y ya eran tres mensualidades las que debía, más una cuota de 150 € a la financiera del Corte Ingles, y dejar 60€ para los gastos de luz y gas. Ese día me desprendía de 1060 € que había ganado trabajando como extra, con lo que me sobraban para el resto del mes 145 €, tenía que aguantar como fuese, ya no había vuelta atrás. Yo no se si lo peor era trabajar para estos individuos, o que ellos supieran mi situación, con la que posteriormente de alguna manera me sometieron.

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